Primer paso: Reconocer mi adicción
A
priori me considero una persona “poco consumista” y bastante respetuosa con el
medio ambiente… sin embargo, mi día a día deja un rastro de plástico
desproporcionado.


Miro horrorizada mi basura justo después de hacer la compra... casi todo lo que compro está envuelto en plástico y tiro todos esos envoltorios nada más llegar a casa… y eso no es todo… todos los envases de los productos que he comprado son de plástico, así que en unas semanas también formarán parte de mis residuos. Envases de plástico que envuelven cada una de las magdalenas que ya vienen envueltas a su vez en un envase de plástico, envases de plástico que envuelven (no entiendo para qué) cápsulas de plástico de café que ya estaban protegidas por un envase de cartón…. Es un derroche sin sentido!!!

No
sé cómo no lo he visto antes, supongo que el simple hecho de separarlo del
resto de basura y de tirarlo al contenedor amarillo bastaba para limpiar al
menos en parte mi conciencia. Pero ahora ya no es suficiente… de sobras he
confirmado leyendo aquí y allá lo que de alguna manera siempre había
sospechado: el reciclaje del plástico es
una mentira, o por lo menos una gran exageración!!
No reproduciré aquí los porcentajes que he estado recopilando…pero sí os diré que de todo el plástico que cada uno de nosotros tiramos al contenedor amarillo solo una pequeña parte se incinera y otra cantidad aun mucho más pequeña se recicla. Pero además, se trata de un reciclaje “hacia abajo”, es decir, se hacen objetos de un plástico de peor calidad que ya no podrán volver a ser reciclados. Por tanto, solo una pequeñísima parte de los plásticos que pretendemos reciclar se reciclan realmente, y además nunca más podrán ser reciclados. Y eso sin tener en cuenta los millones de personas que ni si quiera reciclan el plástico que usan.
Qué pasa con todos aquellos plásticos que no se reciclan?
Pues lamentablemente se quedarán en vertederos,
llegaran al mar, se despedazarán en millones de micropartículas acumulando
cientos de químicos y substancias tóxicas, se las comerán peces, aves,
cetáceos, tortugas… algunos morirán intoxicados y otros nos los acabaremos
comiendo nosotros… y todas esas substancias nocivas pasarán a nuestro organismo…
y esa es la realidad que estamos dejando a nuestros hijos, a los hijos de
nuestros hijos, a los hijos de los hijos de nuestros hijos y podría continuar
durante un buen rato más… porque como ya os he dicho estará en nuestro planeta
cientos de años…así que podrán “disfrutar” de ellos muchas de nuestras
generaciones venideras.
¿Y por qué?

Por
eso se nos educa desde pequeñitos a reciclar, para limpiar nuestras
conciencias, para que no nos planteemos la barbaridad que estamos cometiendo a
nivel ecológico y que tiene repercusiones directas en nuestra propia salud y
para que no lleguemos a plantearnos la auténtica solución al problema:
REDUCIR
EL CONSUMO DE PLÁSTICO…eso sería una catástrofe
económica para unos pocos aunque un gran
beneficio para el planeta y para nosotros mismos.
¡Una vida sin plástico es posible!
Así
que mi conciencia, liberada de todas las mentiras que la apaciguaban, me empuja
a abandonar mi adicción al plástico, poco a poco, paso a paso pero de forma
firme.
Te unes a esta iniciativa?? Te
atreves a aprender a vivir poco a poco con menos plástico???
Como consumidores tenemos un gran poder…si cada vez más personas se unen a este movimiento y reducen su consumo de plástico, se buscaran alternativas para no perder ese dinero que aportamos como clientes…ese dinero que hace mover el mundo.
Próximamente os mostraré los primeros pasos y acciones básicas para reducir el consumo
de plástico. También me gustaría recibir vuestros consejos durante este proceso de deshabituación al plástico.
Espero haberte motivado lo suficiente para que quieras aprender conmigo a dejar tu adicción e iniciar tus primeros pasos en una vida sin plásticos.